Elder Bruce R. McConkie |
Este
Texto es una traducción libre del
original en inglés “The Three Pillars of
Eternity” disponible en http://speeches.byu.edu Traducido por Mario González Navarrete,
Estaca San Bernardo- Chile.
Se tal como todos nosotros que
las cosas de Dios, sólo pueden comprenderse por el poder del Espíritu Santo
Y ruego que recibamos un gran
derramamiento de ese Espíritu al considerar los tres pilares de la eternidad-las
tres grandes verdades eternas sobre las cuales se establece la salvación. Mi
propósito es tomar los tres acontecimientos más grandes que jamás hayan
ocurrido en toda la eternidad y mostrar la forma en que se entrelazan para
formar el gran plan de salvación. Si podemos obtener una comprensión de ellos,
entonces todo el esquema eterno de lo existente, tomará su propio lugar, y
estaremos en condiciones de labrar nuestra salvación. Si no construimos nuestra
casa de la salvación en un cimiento verdadero, nunca vamos a lograr el progreso
espiritual que nos preparará para entrar a la Presencia de Dios.
Tres
Grandes Eventos
Los tres pilares de la eternidad,
los tres eventos preeminentes y trascendentes por encima de todos los demás,
son la creación, la caída, y la expiación. Estos tres son los fundamentos sobre
los que se basan todas las cosas. Sin cualquiera de ellos todas las cosas
perderían su propósito y significado, y los planes y propósitos de la Deidad se
anularían.
Si no hubiera habido creación, no
existiríamos, ni la tierra, ni ninguna forma de vida sobre su faz. Todas las
cosas, todos los elementos primarios, estarían desorganizados en el vacío. Dios
no tendría hijos espirituales; no habría probación terrenal; y ninguno de
nosotros estaría en camino a la inmortalidad y la vida eterna.
Si no hubiera habido caída del hombre,
no habría un período de probación. El hombre mortal no existiría, ni los
animales o aves o peces o la vida de cualquier clase sobre la tierra. Y,
repetimos, ninguno de nosotros estaría en camino a la inmortalidad y la vida
eterna.
Si no hubiera habido expiación de
Cristo, todas las cosas se perderían. Los propósitos de la creación se
desvanecerían. Lucifer triunfaría sobre los hombres y sería el capitán de
nuestra alma. Y, lo decimos de nuevo, ninguno de nosotros estaría en camino a
la inmortalidad y la vida eterna.
Y por tanto les digo: Venid y
razonemos juntos; razonemos como lo hicieron los hombres justos de la
antigüedad, para poder llegar a comprender.
Venid y oídnos declarar la sana
doctrina; permitidnos declararla plenamente y con poder al igual que los ángeles de Dios
en los cielos.
Venid, y demos testimonio de las
cosas que Dios ha dado a conocer; testifiquemos como lo hacen aquellos cuyas
almas llenas del Espíritu y saben por revelación la
veracidad de la palabra revelada.
La
Expiación
Contemplaremos primero una escena de dolor y sufrimiento en
un jardín llamado Getsemaní, el huerto de la prensa de aceite. Allí, fuera de
los muros de Jerusalén, en el ahora sagrado jardín de los Olivos, vemos a ocho
de los doce reunidos a la puerta del jardín. En el interior están Pedro,
Santiago y Juan. Es de noche, y los ojos de todos pesan de sueño.
A un tiro de piedra de distancia de
los tres, vemos al Hijo de Dios en agonía y dolor incomparable. Ha caído sobre
su rostro. Escuchamos su súplica: "Padre mío, si es posible, pase de mí esta
copa pero no sea como yo quiero, sino como tú" (Mateo 26:39).
Le vemos sudar grandes gotas de
sangre por cada poro. Un ángel-seguramente el poderoso Miguel -baja del cielo y
lo fortalece. Él tiembla a causa del dolor y sufre tanto en cuerpo como en
espíritu. Él sale triunfante; y de una manera incomprensible para nosotros,
llevó los pecados de todos los hombres bajo condición del arrepentimiento.
Ahora volvamos nuestra vista hacia
el Gólgota. Allí, en el lugar de la calavera, lo vemos de nuevo, crucificado
entre dos ladrones. Es mediodía, y su cuerpo destrozado y azotado ha colgado en
aquel malévolo madero durante unas tres horas.
Una vez más, es la hora de la
expiación. El sol se oscurece; durante tres largas horas hay "tinieblas
sobre toda la tierra" (Lucas 23:44), y todas las agonías y sufrimientos de
Getsemaní retornan. Luego de ganar la victoria; de pagar el rescate; la
expiación se cumple.
Unas treinta y ocho o cuarenta
horas más tarde-después de tres días según la manera de contar de los judíos
–le vemos a través del Jardín del Sepulcro. Él se ha levantado en gloriosa
inmortalidad. Revestido de inmortalidad y vida eterna, refrena sutilmente a uno de sus seres queridos -María Magdalena-
de abrazarle con la misma cercanía que antes había prevalecido.
Pronto coros angelicales llenarán
los cielos con el canto redentor:"Digno es el Cordero que fue inmolado, de
recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria
y la alabanza" (Apocalipsis 5:12).
Y así es como la salvación está
en Cristo y que su sacrificio expiatorio es el corazón, núcleo y centro de la
religión revelada, y que Él-en el angustioso Getsemaní y en la cruz del Calvario-puso en vigor todos
los términos y condiciones del plan de su Padre.
Él es la resurrección y la vida.
Él es el Redentor del mundo y el Salvador de los hombres. Él "quitó la
muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio" (2
Timoteo 1:10). Era su obra y su gloria, para llevar a cabo la inmortalidad y la
vida eterna del hombre. Y el suyo es el único nombre dado bajo el cielo por el
cual el hombre puede ser salvo.
Si no hubiera habido expiación de
Cristo, no habría resurrección, ni ruptura de las ligaduras de la muerte, no
habría regreso de la tumba.
Si no hubiera habido expiación,
no habría perdón de los pecados; ni retorno a la presencia de Dios; ni salvación de cualquier tipo, clase o
naturaleza; ni vida eterna; ni exaltación; ni continuación de la unidad
familiar en la eternidad.
Si no hubiera expiación de Cristo,
todos los hombres estarían sujetos a "ese terrible monstruo, muerte e infierno
y del diablo, y del lago de fuego y
azufre, que es tormento sin fin" (2 Nefi 9:19).
Si no existiera la expiación de
Cristo, nuestros espíritus serían semejantes a
Lucifer “y nosotros seríamos diablos, ángeles de un diablo, para ser
separados de la presencia de nuestro Dios y permanecer con el padre de
mentiras, en la miseria, como él " (2 Nefi 9: 9).
Si no existiera la expiación de
Cristo, todos los hombres estarían condenados eternamente, todos serían hijos
de perdición, y todos el propósitos y designios eternos de salvación de Dios, fracasarían completamente.
Todas las cosas se centran giran
en torno, se anclan, se basan en el sacrificio expiatorio del Señor Jesucristo.
No hay un lenguaje dado a los hombres o ángeles para proclamar estas verdades
con el poder, veracidad y dignidad que se merecen. Que engalanen con fuego
refulgente a través de todos los cielos
siderales que la salvación está en Cristo y que viene a causa de su sacrificio
expiatorio.
Ahora este sacrificio expiatorio
del Señor Jesucristo-grande infinito, glorioso y eterno como lo es-no se
sostiene por sí solo. No es simplemente una llamarada de luz en un universo de
oscuridad y desesperación. No es por sí mismo un gran sol de esplendor
celestial para disipar la oscuridad de la noche sin fin. No es sólo la
manifestación de la gracia de un Dios infinito hacia sus hijos caídos.
Por mucho que la expiación pueda
ser esto, ¡y es todas estas cosas-y más! –aún así no está sola. No es un niño
nacido sin padres. Tiene raíces; tiene razón de ser ; y llegó consecuencia de otros eventos previos.
La
Caída
La expiación es parte del plan
eterno del Padre. Llegó a la hora señalada, de acuerdo a la voluntad del Padre,
a efectuar para el hombre lo que no se
podía lograr de otra manera. La expiación es hija de la caída, y la caída es la
madre de la expiación. Ninguna de estas podría llevar a cabo los fines eternos
del Padre, sin la otra.
La caída de Adán y la expiación
de Cristo están inseparablemente unidas entre sí-, y están eternamente unidas.
Son parte del mismo cuerpo al igual que la cabeza y el corazón, cada una cumple
su función en el esquema eterno de las cosas.
La caída de Adán trajo la muerte
temporal y espiritual al mundo, y la
expiación de Cristo rescató a los hombres de estas dos muertes para llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna
del hombre. Esto hace que la caída sea parte esencial del plan de salvación, tal
como la expiación misma.
Hay, de hecho, cinco cosas que
fueron posibles y siguen existiendo a
causa de la caída. Ninguna de estas cosas habría existido si no hubiera habido
caída, y todas son partes esenciales del plan divino de salvación. Estas son:
1.
La muerte temporal. Es la
muerte natural; que ocurre cuando el cuerpo y el espíritu se separan; da lugar
a la corrupción y decadencia. Debido a la expiación de Cristo todos los hombres
serán levantados de corrupción a incorrupción, de la mortalidad a la
inmortalidad, y de allí a vivir eternamente en un estado resucitado.
2.
La muerte espiritual. Es morir en
cuanto a las cosas del Espíritu. Es la muerte en cuanto a la rectitud. Es ser
echado fuera de la presencia del Señor. Es una forma de vida que está en
oposición a la del Padre de todos nosotros. Debido a la expiación, y porque el
Señor Jesucristo tomó sobre sí nuestros pecados bajo condición de arrepentimiento,
tenemos el poder de ganar la vida eterna, que es la vida espiritual, que es una
vida de justicia, que es la vida en la presencia de nuestro Dios.
3.
Mortalidad. La vida
mortal viene a causa de la caída. Si no hubiera habido caída, no habría vida
mortal de ninguna clase en la tierra. La vida mortal es la vida donde hay
muerte. La muerte debe entrar en el mundo para llevar a cabo la mortalidad.
4.
Procreación. Antes de
la caída no había procreación. Repito, porque así lo dice las Santas Escrituras,
antes de la caída no había procreación. Adán y Eva, en su estado edénico, no
podían tener hijos, ni, como veremos más adelante, tampoco podían las demás formas
de vida, en el primer estado paradisíaco de la recién creada tierra.
5.
Un tiempo de prueba. Estamos
aquí para ser probados, para ver si vamos a creer en las verdades de salvación
y guardar los mandamientos, y caminar por fe. Después de la caída los hombres
se volvieron carnales, sensuales y diabólicos por naturaleza, y el plan de
salvación los exhorta a abandonar esas cargas mundanas y ponerlas en Cristo.
Ahora, para que no haya ni una
pisca de mal entendido sobre esto, venid y razonemos juntos como los de la antigüedad.
De hecho, vamos a utilizar las mismas palabras que ellos ya que se encuentran
en las Sagradas Escrituras.
"Ahora Cristo ha resucitado
de los muertos," dijo Pablo mientras testificaba de la expiación.
"Porque por cuanto por un hombre vino la muerte, por un hombre vino la
resurrección de los muertos." Adán trajo la muerte, y si no hubiera caído
no habría muerte; y Cristo trajo la resurrección, y, si no hubiera habido
expiación, no habría resurrección. "Porque así como en Adán todos mueren,
también en Cristo todos serán vivificados" (1 Corintios 15: 20-22).
Moroni vinculó la caída y la
expiación de esta manera. Dijo que Dios
“creó a Adán, y por Adán vino la caída del hombre. Y por causa de la caída del
hombre, vino Jesucristo." Es así de simple; la caída es la fuente, causa y
motivo de la expiación. "Y a causa de Jesucristo vino la redención del
hombre" (Mormón 9:12). La salvación está en Cristo!
"Y a causa de la redención
del hombre, que vino por Jesucristo," los hombres "son llevados de vuelta a la
presencia del Señor, sí en esto son redimidos todos los hombres, porque la
muerte de Cristo hace efectiva la resurrección, la cual lleva a cabo una
redención de un sueño eterno "(Mormón 9:13).
¿Qué le dijo el ángel a rey
Benjamín? él dijo, que la sangre de Cristo “expía los pecados de aquellos que
han caído por la transgresión de Adán" (Mosíah 3:11). Somos descendientes
de Adán; y todos tenemos a él como padre en común.
Él dijo: "Así como en Adán,
o por naturaleza, ellos caen, así también la sangre de Cristo expía sus
pecados" (Mosíah 3:16). Las bendiciones de la caída se transmiten a todos
los hombres; y todos pueden ser redimidos porque Adán cayó y vino Cristo.
Él dijo: "La salvación fue,
y es, y ha de venir, en la sangre
expiatoria de Cristo, el Señor Omnipotente" (Mosíah 3:18). No hay otra
fuente de salvación de la caída que por medio de Cristo.
Él dijo: "El hombre natural
es enemigo de Dios, y lo ha sido desde la caída de Adán, y lo será para siempre
jamás, a menos que se someta al influjo del Santo Espíritu, y se despoje del
hombre natural, y se haga santo por la expiación de Cristo el Señor” (Mosíah
3:19).
Así, el hombre natural, que es
Adán, es conquistada por el hombre perfecto, que es Cristo; y por lo tanto
"todo el género humano puede salvarse, mediante la obediencia a las leyes
y ordenanzas del Evangelio" (Artículo de Fe N°3).
Y ahora, ¿qué dice
nuestro gran y buen amigo Lehi acerca de todas estas cosas?
Él dice que el Redentor
"vendrá a traer la salvación a los hombres… Y la vía está preparada [para
él] desde la caída del hombre, y la salvación es gratuita...."(2 Nefi 2:
3-4).
La Caída es el cimiento sobre el cual descansa la expiación.
Él dice que "después de que
Adán y Eva habían comido del fruto prohibido, fueron echados del jardín de
Edén, para que cultivar la tierra" (2 Nefi 2:19). Su probación terrenal y
las experiencias y pruebas de la mortalidad empezaron después de la caída.
Él dijo:
“Y ellos tuvieron hijos; sí, la
familia de toda la tierra”. [2 Nefi 2:20] Cada alma viviente en la tierra es un descendiente de Adán y Eva.
Pues Dios ha hecho de una sangre todo el linaje de los hombres. [Hechos17:26]
Él dijo:
“Si Adán no hubiese transgredido,
no habría caído, sino que habría permanecido en el jardín del Edén”. [2 Nefi
2:22]
Si Adán no hubiera caído, él
estaría allí hoy, seis mil años después, en toda su gloria y belleza de su
naturaleza inmortal. Tal es el registro de las Sagradas Escrituras.
Y
más adelante- maravilla de maravillas y prodigio de prodigios -Lehi
dice: "Y todas las cosas que fueron creadas" todas cosas significa:
TODAS LAS COSAS, eso incluye a los animales, peces, aves, reptiles y plantas;
incluye dinosaurios, ballenas y hormigas; significa TODAS LAS COSAS.
Los dinosaurios son parte de "Todas las Cosas" que fueron creadas por Dios |
Todas las cosas que fueron
creadas habrían permanecido en el mismo estado en que se hallaban después de
ser creadas; y habrían permanecido para siempre, sin tener fin. [2 Nefi 2:22]
Y Allí estaban, repetimos, en el mundo sin tener muerte hasta
después de la caída de Adán. Y allí estaban, repetimos, sin procreación hasta
después de la caída. Y allí estaban, repetimos, sin mortalidad hasta después de
la caída.
Y así Lehi continúa, "Y
ellos –Adán y Eva- "no habría
tenido hijos" (2 Nefi 02:23).
Y luego, sobre tan firme
cimiento, mientras se llena de luz y guiado por el Espíritu, Lehi clama:
“Adán cayó para que los hombres
existiesen; y existen los hombres para que tengan gozo. Y el Mesías vendrá en
la plenitud de los tiempos, a fin de redimir a los hijos de hombres de la caída”.
[2 Nefi 2: 25-26]
Y ciertamente como dijo Enoc:
“Debido a que Adán cayó, nosotros
existimos; y por su caída vino la muerte; y somos hechos partícipes de miseria
y angustia. . . . Y los hombres se han vuelto carnales, sensuales y diabólicos,
y se hallan desterrados de la presencia de Dios. [Moisés 6:48, 49]
Y en verdad, como dijo nuestra
madre Eva:
Si no fuera por nuestra
transgresión, nunca habríamos tenido posteridad ni hubiéramos conocido jamás el
bien y el mal, ni el gozo de nuestra redención, ni la vida eterna que Dios
concede a todos los que son obedientes. [Moisés 5:11]
Ciertamente, la salvación viene a
causa de la caída, y es importantísimo creer en la caída, ya que significa
creer en la expiación, y de hecho, no es posible creer en la expiación sin
creer en la caída.
la
Creación
Ahora, la expiación proviene de
la caída, por lo que la caída proviene de la creación. Si todas las cosas no se
hubieran creado en la precisa manera en que fueron creadas, no podrían haber
caído. Si las cosas creadas debían caer, debían ser creadas en un estado más
alto, al estado en que estarían después caer. Caer es ir hacia abajo o hacia
adelante, no hacia arriba.
Y así es que los relatos revelados
de la creación de esta tierra y todas las cosas en la faz de ella, son relatos de la creación
paradisíaca. Estos hablan del estado inmortal en que primeramente fueron hechas
todas las cosas; dan cuenta de las cosas creadas antes del día en que la muerte
entró en el mundo.
Nuestro décimo Artículo de Fe
dice: "Creemos que la tierra será renovada y recibirá su gloria
paradisíaca...." Cuando el Señor venga y la era milenaria comience, habrá
un cielo nuevo y una tierra nueva; la tierra será transformada; se renovará; y
volverá a su estado paradisíaco; llegará a ser como fue en el periodo edénico.
Y una vez más la muerte tal como la conocemos dejará de existir.
Los relatos de la creación en
Génesis 1 y de Moisés 2 son relatos de la creación paradisíaca o edénica. Son
descripciones de la creación anterior a la muerte, la mortalidad y la caída.
Estos hablan una creación que de nuevo hallamos en la palabras de Lehi :
“Todas las cosas que fueron
creadas habrían permanecido en el mismo estado en que se hallaban después de
ser creadas; y habrían permanecido para siempre, sin tener fin”. [2 Nefi 2:22]
Es decir, habrían permanecido
así, si no existiera la caída.
Los Pilares de la Eternidad |
Recapitulación
Hemos estado hablando de los tres pilares del
cielo, de los tres eventos más grandes que jamás hayan ocurrido en toda la
eternidad, de las tres doctrinas que se entrelazan inseparablemente para formar
el plan de salvación. Estamos hablando de la creación, la caída, y la
expiación. Y estas tres son una. Y, noten que todas las cosas fueron creadas;
todas las cosas cayeron; y todas las cosas están sujetas a al poder redentor
del Hijo de Dios.
No estoy desapercibido de haber dicho algún pensamiento o concepto que
ya haya sido dicho por otros hermanos que nos han precedido. Casi cada frase
que he pronunciado es citada o parafraseada de algo dicho por: Joseph Smith, Brigham Young, John Taylor,
Joseph F. Smith, Joseph Fielding Smith, Orson Pratt, o algún otro de los
grandes teólogos de nuestra dispensación.
Hay muchos entre nosotros que no se
les dificulta asimilar que la expiación es infinita y eterna y que se aplica a todas
las formas de vida. Pues saben que las revelaciones afirman que todas las
formas de vida son entidades
espirituales y que serán resucitadas- animales, aves, peces, todo es de
naturaleza eterna.
Pero algunos entre nosotros todavía no han vislumbrado que todas
las cosas cayeron y se convirtieron en mortales para que pudieran ser
resucitadas.
Los primeros Hermanos de nuestra
dispensación escribieron estas palabras:
“La
palabra expiación significa liberación, mediante una ofrenda de rescate, de la
sanción de una ley rota. . . . Efectuada por Jesucristo, significa la redención
de la tierra y todas las cosas pertenecientes a ella a través de su muerte y
resurrección, del poder que dicha muerte ha obtenido sobre ellos a través de la
transgresión de Adán… La Redención de la muerte a través de los sufrimientos de
Cristo, es para todos los hombres, los justos y los malvados, para esta tierra
y todas las cosas creadas sobre ella".
[. Compendium, pp 8-9, citado en Mormon Doctrine, BR
McConkie (Salt Lake City: Bookcraft, 1966).Pp 64-65]
Tres
Seres Gloriosos
Cuando hablamos de la creación,
la caída, y la expiación, estamos hablando de las obras de Elohím, Jehová, y
Miguel. Estamos hablando de las doctrinas que se expresan o están implícitas en
nuestros tres primeros artículos de la fe. Debemos llegar a la unidad de la fe,
en cuanto a las obras de cada uno de estos seres gloriosos.
¿Quién
es Elohím? Él es Dios
el Padre Eterno. Es un personaje glorificado y exaltado. Él tiene un cuerpo de
carne y huesos, tangible como el del hombre. En el lenguaje de Adán, su nombre
es “Hombre de Santidad”. Él es omnipotente, omnisciente y omnipresente. Él sabe
todas las cosas y tiene todo poder-no sólo en lo referente a nosotros o limitado
a alguna esfera o reino -, si no en un sentido
ABSOLUTO, ETERNO E ILIMITADO. En este último sentido, él es el Creador. Y
cualquier cosa que hayan escuchado contraria a esto , ya sea en los credos de
la cristiandad o de vanagloriosos intelectuales, que a sus propios ojos, saben
más que el Señor, es falsa.
¿Quién es Miguel? Él es un hijo espiritual del gran Elohím. Bajo la
dirección de Cristo encabezó a los ejércitos de los justos, cuando hubo una
gran guerra en los cielos. Nuestras revelaciones dicen que él "era hijo de
Dios" (Moisés 6:22), y que era "la primera carne [la primera carne
mortal] en la tierra, también el primer hombre" (Moisés 3: 7), y que fue
"el primer hombre de todos los hombres" (Moisés 1:34). Él es nuestro
padre Adán; él es el sumo sacerdote presidente sobre toda la tierra. Bajo la
dirección de Cristo, que es "el Santo", él tiene "las llaves de
la salvación" (D. y C. 78:16). Él es el único por quien llegó la caída. Y
cualquier cosa que hayan escuchado contraria a esto, de cualquier fuente, es
falsa.
Adán ordena a su hijo Set ( por Del Parson ) |
¿Quién
es Jehová? Él es el
Señor Jesucristo, el Primogénito del Padre, el Salvador y Redentor. Él es el
Cordero que fue inmolado desde la fundación del mundo. Él es el Unigénito en la
carne, la única persona nacida de una madre mortal y de un Padre inmortal.
Llevó a cabo la expiación infinita y eterna, rescató los hombres y todas las
formas de vida de la caída, y puso en vigor los propósitos de la creación. La
salvación está en él y llega a aquellos que creen y obedecen. Y cualquier cosa
que hayan escuchado, contraria a esto, es falsa.
Las verdades respecto a Elohím,
Jehová, y Miguel son las más grandes de todas las verdades eternas. Engloban a
la creación, la caída, y la expiación en un solo gran plan de salvación. Estas
son “El Evangelio de Dios” que es el Padre. Y el Espíritu Santo da testimonio
de su veracidad.
Dios permita que todos podamos
creer, conocer y entender las grandes verdades eternas por las cuales viene la
salvación y que al creer, saber y entender, podemos vivir de tal manera que
podamos obtener la vida eterna. En el
nombre de Jesucristo. Amén.
VER VIDEO DEL DISCURSO: