El tema
"Jesucristo, Señor del Universo" me hace recordar el relato de
-Moisés concerniente a una visión en dónde
se le mostraron muchas de las creaciones del Señor. Después de haberlas visto imploró a Dios, diciendo:
"Te ruego que me digas por qué son estas cosas así,
y por qué medio las has
hecho.
". .
. Y Dios el Señor le dijo a Moisés:
Para mi propio objeto he hecho yo estas
cosas . . .
"Y
las he creado por la palabra de mi poder,
que es mi Hijo Unigénito. . . .
"Y
he creado mundos sin número,
y también los he creado para mi propio fin;
por
medio del Hijo.". . .
"Pero
sólo te doy un relato de esta tierra y sus habitantes.
Porque, he aquí, hay
muchos mundos que
por la
palabra de mi poder han dejado de ser.
Y hay muchos que hoy existen . . .
"Y
así como dejará de existir una tierra con sus cielos,
aun así aparecerá otra; y
no tienen fin mis
obras, ni
tampoco mis palabras.
"Porque,
he aquí, ésta es mi obra y mi gloria:
Llevar a cabo la inmortalidad y la vida
eterna del hombre."
(Moisés-
1:30-33,
35, 38-39)
De esta y
otras escrituras aprendemos que, representando al Padre y sirviendo su
propósito de "llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del
hombre", Jesucristo, en el sentido de ser su Creador y Redentor, es el
Señor de todo el universo. Excepto por su ministerio mortal llevado a cabo- en
esta tierra, su servicio y
relación con los otros mundos y sus habitantes, son los mismos que los de esta
tierra y sus habitantes. Moisés no le pidió a Dios que lo instruyera
detalladamente, acerca de los otros mundos. Simplemente dijo:
"Oh Dios, . . . dime acerca de esta tierra y sus, habitantes,
y los cielos
también; entonces quedará conforme
tu siervo."
(Moisés 1:38)
En La Perla de Gran Precio está
registrado un maravilloso relato de lo que se le dijo a Moisés acerca de esta
tierra y su relación con Jesucristo.
En las
escrituras queda asentado el hecho de que la manera más segura o la única, para
entender a Jesús como Señor del universo, es obtener una comprensión de su
relación con este mundo y sus habitantes.
Lo que
fue dicho a Moisés repetidamente se manifiesta en las escrituras. Por ejemplo,
Abraham nos da este relato de cuando se escogió al Señor para hacer su gran
sacrificio en esta tierra:
"Y
el Señor me había mostrado a mí, Abraham, las inteligencias que fueron
organizadas antes que el mundo fuese; . . . "Y estaba entre ellos uno que
era semejante a Dios, y dijo a los que se hallaban con él: Descenderemos, pues hay
espacio allá, y tomaremos estos materiales, y haremos una tierra en donde éstos
puedan morar; "Y así los probaremos, para ver si harán todas las cosas que
el Señor su Dios les mandare. "Y el Señor dijo: ¿A quién enviaré? Y
respondió uno semejante al Hijo del Hombre: Heme aquí; envíame.
Y otro
contestó, y dijo: Heme aquí; envíame a mí. Y el Señor dijo: Enviaré al
primero." (Abrahán 3:22,24-25,27)
En este
gran consejo preterrenal, Jesús, fue escogido para ser el Señor y Redentor del
mundo. Esta asignación lo puso bajo obligación voluntaria de tomar sobre sí la
mortalidad como Hijo Unigénito de Dios en la carne, de vivir una vida sin
pecado, de sufrir los dolores de todos los hombres para llevar a cabo los
medios del arrepentimiento, de someterse voluntariamente a una muerte
tortuosa y de esta manera salir triunfante de la tumba y asegurar una
resurrección universal. En pocas palabras, Jesucristo, mediante quien Dios creó
el universo, fue escogido para poner en acción el gran plan de Elohím, de
"llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre"-el
Evangelio de Jesucristo—el único camino por el que el hombre puede obtener la
vida eterna.
En el
gran consejo, Cristo fue comisionado para crear esta tierra y los cielos, como
aparece en el próximo versículo, que dice: "Entonces el Señor dijo:
Descendamos. Descendieron, pues, en el principio, y ellos, esto es, los Dioses,
organizaron y formaron los cielos y la tierra."
(Abraham
4:1)
La
narración concerniente a la relación premortal de Cristo con este mundo queda
ejemplificada en el Libro de
Éter. Recordaréis que la colonia jaredita había construido barcos para poder
cruzar el océano; el
hermano de Jared, tratando de tener luz en ellos, llevó dieciséis piedras al
Monte Shelem y le pidió al Señor
que las tocara con su dedo "para que tengamos luz mientras atravesemos el
mar." El Señor tocón las
piedras, y a causa de su gran fe, el hermano de Jared pudo ver el dedo del
Señor.
Después de conversar, el hermano de Jared dio muestras de tal fe, que el
Señor se le mostró y dijo:
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"He
aquí, yo soy el que fui preparado
desde la fundación del mundo para redimir a
mi pueblo.
He aquí, soy Jesucristo. . .
En mí tendrá luz eternamente
todo el
género humano,
sí. Cuantos creyeren en mi nombre. . .
"¿Ves cómo has sido creado a mi propia imagen?
Sí, en el principio todos los
hombres
fueron creados a mi propia imagen.
"He aquí, este cuerpo que ves
ahora,
es el cuerpo de mi Espíritu;
y he creado al hombre a semejanza,
del
cuerpo de mi Espíritu;
y así como me aparezco a ti en el espíritu,
apareceré a
mi pueblo en la carne."
(Éter 3:14-16)
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Todo
aquel que tiene un concepto verdadero de Jesucristo y que ha recibido un
testimonio por el espíritu de su divinidad, se conmueve con los registros de su
vida. En todo lo que dijo e hizo, pueden ver la confirmación de su Señoría
universal, como Creador tanto corno Redentor. Lo ven en su visita al templo
cuando tenía 12 años de edad. La respuesta que dio a sus padres en esa ocasión,
". . . ¿no sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario
estar?" (Lucas 2:49), fue una evidencia de que para ese entonces
tenía cierta idea de su identidad y su misión en la tierra. Lo ven en su
bautismo, en donde puso el ejemplo que tienen que seguir. Lo ven en sus
palabras a la mujer samaritana cerca del pozo:
"Cualquiera que bebiere de
esta agua, volverá a tener sed,
Mas
el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás;
sino que el agua
que yo le daré será en él una fuente de agua
que salte para vida eterna."
(Juan
4:13-14)
Lo ven en
la tumba de Lázaro, cuando, en respuesta a las palabras de Marta, "Señor,
si hubieses, estado aquí, mi hermano no habría muerto", Jesús respondió,
"Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. "Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. .
." (Juan 11:21, 25-26)
Lo ven en
Getsemaní, en donde sufrió por todos los
hombres, en la cruz donde dio su vida, y en el jardín en esa primera mañana de
Pascua cuando dirigiéndose a María, dijo:
"No
me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas vé a mis hermanos, y diles:
Subo a mi Padre y a
vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios." (Juan 20:17)
Lo ven en
su aparición en la arboleda sagrada, con el Padre, a José Smith, Jr., en 1820,
cuando el Padre
dijo:
"¡Este es mi Hijo Amado: Escúchalo!" (José Smith, 2:17)
En el
testimonio de Juan se saca en conclusión que Jesús es el Señor del universo así
como el Señor de esta tierra:
"Vi
su gloria, y que él era en el principio, antes de que el mundo fuese; "(El
fue) Era luz y el Redentor del mundo; el Espíritu de verdad (que vino al
mundo, porque el mundo fue hecho por él. y en él estaba la vida y la luz
del hombre. "Los mundos por él fueron hechos, y también
los hombres; todas las cosas fueron hechas por él, mediante él, y de
él." (Doc. y Con. 93:7, 9-10. Cursiva del autor)
También
es convincente el testimonio de José Smith y Sidney Rigdon:
". .
. llevados en el Espíritu, el día dieciséis de febrero del año de mil
ochocientos treinta y dos
"Aun aquellas
cosas que existieron desde el principio, antes que el mundo fuese. Cosas que
el Padre decretó por medio de su Unigénito Hijo, quien fue en el seno del
Padre, aun desde el principio; de quien damos testimonio; y el testimonio
que damos es la plenitud del evangelio de Jesucristo, el cual es el Hijo, a
quien vimos y con quien conversamos en la visión celestial. . . "Y vimos
la gloria del Hijo, a la diestra
del Padre, y recibimos de su plenitud, "Y vimos a los santos ángeles, y a
aquellos que son santificados delante de su trono, adorando a Dios y al
Cordero, a quien adoran para siempre jamás. "Y ahora, después de los
muchos testimonios que se han dado de él, este testimonio, el último de todos,
es el que nosotros damos de él: ¡Que vive! "Porque lo vimos, aun a la
diestra de Dios: y oímos la voz testificar que él es el Unigénito del Padre—
"Que
por él, y mediante él, y de él los mundos son y fueron creados, y los
habitantes de ellos son engendrados hijos e hijas para Dios." (Doc. y
Con. 76:11-14,20-24) .
En
conclusión, les testifico (que estos grandes testimonios en cuanto al hecho de
que Jesucristo es el Señor del universo son verdaderos, que El también es
nuestro Salvador y que el Evangelio de Jesucristo es universal, el único plan
por el que los hombres siempre han sido o pueden ser exaltados.
-( Publicado en Liahona ,Abril 1969 )
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